El Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI) por sus siglas en inglés, es realizado por la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU). Tiene como finalidad comprender el déficit alimentario en el mundo, tomando en cuenta que en esta problemática intervienen características de nivel cultural, ambiental y geográfico. Corteva Agriscience, empresa agrícola global cien por ciento enfocada en el desarrollo de tecnologías y soluciones para el agro es patrocinadora de este proyecto de investigación.
El GFSI, considera la asequibilidad, disponibilidad, calidad y seguridad de los alimentos, junto con los recursos naturales y la resiliencia (como una cuarta categoría principal por primera vez este año), en 113 países de todo el mundo. Los informes regionales proporcionan los aspectos más destacados y un análisis del desempeño de cada región en el índice 2020. Esta novena edición examinó 19 países de América Latina, incluido México.
Según el informe especial de América Latina de la EIU, la región ocupó el quinto lugar en el mundo, con Costa Rica encabezando la lista seguida por Uruguay, Chile, Panamá y México, respectivamente.
Si bien el estudio examina la seguridad alimentaria en el contexto de desigualdad económica y de ingresos, género, condiciones ambientales y de recursos naturales, lo que más llama la atención en esta edición es cómo el COVID-19 generó un importante impacto en los sistemas alimentarios. Al respecto, el informe indica que la pandemia también puso de manifiesto las limitaciones en la capacidad de los programas de la red de seguridad alimentaria, que provocaron importantes alteraciones en ese indicador. Según los hallazgos, la seguridad alimentaria mundial disminuyó por segundo año consecutivo.
“El Índice Global de Seguridad Alimentaria es una herramienta vital que nos ayuda a cumplir nuestro papel como actor clave en el sector agrícola como una empresa comprometida con la sostenibilidad, seguridad y asequibilidad de los alimentos, para quienes los producen y los consumen. Los resultados de esta medición nos invita a ser firmes en nuestro compromiso con la innovación para continuar proporcionando los insumos necesarios que requieren los productores del campo con aquellos cultivos que son fundamentales en la dieta de los mexicanos, como es el caso del maíz, tomate, chile, aguacate, hortalizas y frutales; así como la producción de leche y carne, entre otros”, mencionó Ana Claudia Cerasoli, presidenta de Corteva Agriscience para la región Mesoandina, a la que pertenece México.
Resultados del GFSI en México
- México se encuentra en la clasificación de los 5 mejores países de América Latina con una calificación del 66.2 % y un puesto arriba respecto a 2019.
- En la clasificación global de 113 países, México se sitúa en el lugar 45 con un descenso de dos puestos respecto al año anterior.
- En la categoría de Asequibilidad de los alimentos, México se encuentra en el lugar 7 de los 19 países de América Latina con una puntuación del 76.0 %. Durante 2020 (junto con Honduras y Perú), el país registró alguna mejora, mientras que la región registró una pequeña mejora en su conjunto.
- En el rubro de Disponibilidad de alimentos, México alcanzó una posición dentro de los 30 primeros países a nivel mundial y en el lugar 7 de América Latina con una puntuación del 61.8%.
- En cuanto a la Calidad y Seguridad de alimentos, el índice muestra que los gobiernos están demostrando su compromiso de establecer estándares nutricionales, con estrategias de nutrición, etiquetado y vigilancia de la población desplegadas en toda la región. En este sentido, México introdujo recientemente reglas de etiquetado de alimentos líderes en el mundo.
- En esta categoría México se encuentra en el lugar 6 de América Latina con una puntuación del 76.6 %.
- Los Recursos Naturales y Resiliencia marcaron un cambio significativo en la metodología, revelando la resiliencia de los sistemas alimentarios frente al cambio climático. En este rubro, México se encuentra en el lugar 12 con una puntuación del 45.7 %
Puntos fuertes de América Latina:
→ Los desafíos del sistema alimentario de la región, como el aumento de los precios de los alimentos, la inflación y la recesión económica, fueron significativamente afectados por la emergencia de COVID-19. La pandemia también puso de manifiesto las limitaciones de capacidad de los programas de redes para brindar seguridad alimentaria de manera efectiva.
→ La mayoría de los países también tienen disponibles servicios financieros diversificados, más allá de la banca y el crédito.
→ La mayoría de los países de América Latina alcanzó cierta suficiencia en el suministro de alimentos y hay una dependencia limitada de la ayuda alimentaria crónica, con la excepción de Haití.
→ Varios países tienen una estrategia nutricional operativa y la mayoría de los países ha implementado el etiquetado nutricional y la vigilancia del estado nutricional de la población.
→ La región logró un sólido desempeño en seguridad alimentaria, ayudado por altos niveles de electrificación y acceso a agua potable, que se encuentran por encima del promedio mundial.
→ Las precipitaciones irregulares y las temperaturas por encima del promedio entre junio y julio de 2019 llevaron a un segundo año consecutivo de fracaso de cosechas en el corredor seco de la región. En este sentido, Corteva ha estado innovando para hacer que los cultivos sean más resistentes a condiciones pobres como suelos empobrecidos, temperaturas extremas, sequías y nuevas infestaciones.
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