La Unión Nacional de Avicultores (UNA),  presentó un plan  a la Sader  para aumentar su crecimiento y multiplicar el consumo de granos al campo. Un rubro comprometido con el objetivo del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador para alcanzar la autosuficiencia alimentaria es el avícola. Esta industria produjo, en el 2018, 6.3 millones de toneladas de pollo y huevo, con un valor de 152,000 millones de pesos, lo que significó un avance de 2.8 por ciento. Hay la convicción de la UNA, es que a través de acciones de promoción bien encaminadas, se puede subir la dinámica de esa industria a un ritmo de 5% anual.

Una preocupación de los avicultores está en el derrotero de un cupo de importación de pollo a terceros países que se abrió en el 2013 y que básicamente aprovecha Brasil. Desde mayo ya se ocuparon 55,000 toneladas y lo que ahora se busca es que Economía ya no lo renueve, máxime que ese país no da facilidades al comercio mexicano.

La UNA tiene  información detallada con respecto al impacto que generan esas importaciones, básicamente pechuga, que llega en condiciones poco competitivas. Hay la posibilidad de que pronto se renueve la cuota para el 2020. El argumento oficial es el riesgo de desabasto latente por la influenza aviar. La industria ha comprobado que ya no hay brotes sustanciales y mucho menos en las empresas de producción intensiva.

El negocio avícola mexicano también se ve afectado por importaciones de pierna y muslo desde Estados Unidos.  Vía una investigación se comprobó al gobierno el dumping existente. Recién se ganó un amparo y vía judicial se busca detenerlas. Éste es un viejo expediente que se arrastra desde el sexenio pasado. Se calcula que, de frenarse las importaciones desde EU y Brasil, esto se traduciría en un aumento de 250 millones de pollos en la producción nacional. Información extractada de la columna Nombres, nombres… nombres de El Economista.

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