El Dr. Russ Daly, Profesor de extensionismo del departamento de Salud pública veterinaria de la Universidad Estatal de Dakota del Sur de EEUU hace una reflexión fundamentada, conocedora y tranquilizadora.
Cuando los reportes de la nueva epidemia en China llegaron por primera vez a Norteamérica, muy pocas personas habían oído hablar de coronavirus, con algunas excepciones notables: los productores de ganado y sus veterinarios. Tienen al coronavirus como una causa significativa de diarrea en sus crías.
¿Cuál es la conexión entre los nuevos coronavirus identificados inicialmente en China y que se han difundido por el mundo y el de las vacas lecheras? Excepto por el nombre, muy poco.
Hay muchas variedades diferentes de coronavirus humanos y animales en todo el mundo. Muchos cuidadores de animales probablemente han tratado con infecciones de coronavirus durante años sin darse cuenta. Los productores porcinos y sus veterinarios han combatido el virus de la diarrea epidémica porcina (PED) y el virus de la gastroenteritis transmisible (TGE). Los veterinarios de animales de compañía reconocen el virus de la Peritonitis Infecciosa Felina (FIP) como una causa de enfermedad en gatos.
Teniendo en cuenta la lista anterior, es evidente que la gran mayoría de estos coronavirus se adhieren a su propia especie. Ninguna enfermedad humana o de especies cruzadas ha sido resultado de coronavirus bovinos, PED, TGE, o FIP.
Esto se debe a la composición molecular muy específica de los puntos de adherencia en la superficie de cada tipo de coronavirus. Para que los coronavirus causen infección, estas moléculas específicas de espigas necesitan unirse a moléculas muy específicas en una célula del cuerpo. Las células porcinas tienen diferentes moléculas de superficie que las células de las becerras, que las células humanas, y así sucesivamente. Además, las células respiratorias tienen diferentes moléculas de superficie que las células intestinales. Esto explica por qué diferentes cepas de coronavirus afectan especies y sistemas corporales específicos, así como la variabilidad en la utilidad de diferentes vacunas de coronavirus (apropiada para el coronavirus bovino, buena para el TGE, pobre para el PEDV).
Sin embargo, con el tiempo pueden producirse cambios en estas moléculas virales. Un pequeño cambio en la estructura molecular del pico, puede determinar que un virus puede afectar a una parte diferente del cuerpo o diferentes especies.
Al investigar dónde comenzó el nuevo coronavirus, las autoridades han señalado con el dedo un mercado de productos de mar, acuáticos y exóticos en una ciudad china. Los mercados de este tipo son lugares fascinantes donde la gente puede comprar suministros, alimentos y animales vivos. La variedad y el número de animales vivos en venta pueden ser sorprendentes: pollos, palomas, murciélagos, roedores, serpientes, y más. Añada miles de compradores humanos y tendrá una oportunidad única para que los virus intenten infectar especies además de su huésped normal. Tal parece fue el caso.
Hay algunos antecedentes históricos. El Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) sacudió al mundo a principios de los años 2000. Con su probable origen en el murciélago, parece que el coronavirus circuló lentamente entre la gente en los mercados antes de que se volviera eficiente en infectar a la gente. Más recientemente El MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) surgió de manera bastante similar con orígenes en murciélagos y camellos. Con mucha más frecuencia, otros coronavirus circulantes causan síntomas de resfriado en personas de todas partes.
A pesar de su probable origen animal, el nuevo coronavirus no ha hecho que los animales enfermen en las áreas de alta incidencia de casos en humanos. Esa es la buena noticia para nuestros animales. Se han producido oscilaciones en los mercados financieros mundiales debido a la preocupación por las restricciones a los viajes y otras actividades humanas pero no se ha percibido ningún problema con el ganado y otros animales de campo.
Traducido y adaptado por Acontecer Agropecuario
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