Hace una década, España era uno de los países con mayor consumo de antimicrobianos en Europa, tanto en medicina humana como veterinaria, especialmente aquellos considerados críticamente importantes. Sin embargo, una iniciativa de aplicación voluntaria para reducir el uso de colistina en el sector porcino logró revertir esta tendencia y posicionar al país como referente en el uso responsable de estos fármacos.
La colaboración entre regiones es clave para fortalecer la lucha global contra la resistencia antimicrobiana. Cada región enfrenta desafíos particulares, pero también desarrolla soluciones innovadoras adaptadas a su contexto. Compartir buenas prácticas y enfoques regulatorios permite mejorar estrategias y promueve un enfoque más armonizado y colaborativo.
Colistina: un recurso clave para preservar
La colistina pertenece a la clase de las polimixinas y en la última década ha ganado relevancia global como uno de los últimos recursos terapéuticos en salud humana contra infecciones por bacterias multirresistentes. En medicina veterinaria se ha usado principalmente en producción animal para tratar enfermedades entéricas, lo que ha generado preocupación por la aparición de mecanismos de resistencia transferibles entre bacterias.
Por estas razones, su uso está cada vez más restringido y regulado en todo el mundo, con el fin de reducir el desarrollo de resistencia antimicrobiana y preservar su eficacia en medicina humana. La WOAH clasifica la colistina como antimicrobiano críticamente importante e incluye recomendaciones específicas sobre su uso en salud animal.
En 2014, España era el país de la Unión Europea con mayor uso de colistina en animales. En respuesta, se lanzó el programa “Reduce: acuerdo para la reducción voluntaria de colistina en el sector porcino”, una iniciativa conjunta público‑privada.
Un programa con múltiples incentivos para generar confianza
El programa se basó en la firma de un acuerdo de cooperación en el que el sector porcino se comprometía a alcanzar valores de reducción objetivos en tres años. A cambio, los productores recibían un sello oficial de calidad que les permitía diferenciarse positivamente frente a consumidores y distribuidores. Paralelamente se vigiló el consumo de otros antimicrobianos alternativos a la colistina para evitar aumentos compensatorios.
Una comunicación constante entre sector público y privado fue clave para definir una estrategia común.
Más de una década de impacto: resultados y expansión.
En solo dos años, más del 90 % del sector porcino español —representado por más de 230 empresas— participó voluntariamente, logrando una reducción casi total del uso de colistina. El éxito impulsó la expansión de la iniciativa a otras especies y otros tipos de antimicrobianos, logrando una reducción global del 70 % en el uso de estos fármacos en animales entre 2014 y 2022.
“El carácter voluntario del programa fue fundamental. El sello de calidad fue un incentivo muy potente: quienes no estaban inicialmente se sumaron para no quedarse fuera del mercado”, explicó la Dra. Cristina Muñoz Madero, coordinadora del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos.
Como todo proceso de cambio, el programa enfrentó resistencia inicial: temor al uso público de datos, dudas sobre impacto productivo y necesidad de adaptar prácticas de cría y bioseguridad. Estas barreras se superaron mediante diálogo, colaboración y herramientas de apoyo. Involucrar a todos los eslabones de la cadena —productores, distribuidores, mataderos y supermercados— fue esencial. Los distribuidores empezaron a exigir el sello de calidad a sus proveedores, generando incentivos positivos que reforzaron la adhesión.
Los datos de uso de antimicrobianos en España son públicos y están disponibles en ANIMUSE (ANImal antiMicrobial USE) y la web del gobierno español. Las autoridades de cada país pueden definir el nivel de confidencialidad de los datos que comparten con WOAH a través de ANIMUSE.
Este programa eligió la vía del reconocimiento público a los compromisos en lugar de sanciones. Esa estrategia motivacional fue más efectiva que medidas punitivas, animando a la participación voluntaria y promoviendo cambios sostenidos en toda la cadena productiva.
En resumen, el caso español demuestra que una estrategia de implementación voluntaria, basada en transparencia, incentivos positivos y colaboración multisectorial es altamente efectiva para reducir el uso de antimicrobianos críticos en producción animal. Para los veterinarios, representa un modelo práctico para promover el uso responsable, prevenir la resistencia antimicrobiana y preservar la eficacia de antibióticos clave para la salud pública.
Traducido y editado por Contenidos AAA. Artículo original: https://rr-americas.woah.org/en/news/interregional-collaboration-how-spain-transformed-antimicrobial-use/
