En 1956, la Asociación Nacional de Renderers (NRA), ahora North American Renderers Association, NARA, firmó el primer acuerdo con el Servicio Agrícola Extranjero (FAS en sus siglas en inglés) del Departamento de Agricultura de los EE. UU. La NRA fue una de las primeras organizaciones de productos agrícolas con un acuerdo de cooperación con esta instancia gubernamental y que generó una larga y exitosa cooperación que continúa hoy en día.

Tradicionalmente, los programas FAS que utilizaba la NARA se centraban en el desarrollo de mercados para productos renderizados. La atención inicial se enfocó en el mercado de grasas, ya que la demanda interna de sebo, utilizado en jabones para lavandería, había disminuido debido a la competencia de productos detergentes. El CEO de NARA comenta que cuando se vinculó con la asociación en 2003, los programas de exportación se habían ampliado y tenido éxito en el desarrollo de mercados para las proteínas de reciclaje.

Después de que la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) llegara a América del Norte en diciembre de 2003, los programas internacionales cambiaron de enfoque de un día para otro. El primer caso de EEB se detectó con una vaca importada y dio lugar a cierres limitados del mercado. En el 2005 el segundo ocasionó el cierre de la mayoría de los mercados de exportación de harinas animales de proteína reciclada y algunos mercados de sebo. Aunque el caso de EEB era atípico, impactó en el comercio – principalmente porque los EE.UU. figuraba como país libre de EEB en la declaración del certificado de exportación.

La situación generó un cambio súbito del programa internacional de NARA.  Se viró de una estrategia de desarrollo de mercado a un plan de acceso al mercado – no había necesidad de promover productos que no se pueden exportar. La instrucción recibida fue reabrir los mercados para las harinas proteicas no rumiantes – como las harinas de aves y las harinas de cerdo.

NARA trabajó en coordinación con el Servicio de Inspección Veterinaria y Fitosanitaria del USDA y la FAS para negociar el acceso al mercado de las proteínas procesadas. Algunos mercados se abrieron rápidamente, mientras que otros tardaron más. Cuando los mercados de harinas proteicas volvieron a estar en línea, NARA cambió su enfoque para obtener acceso al mercado de harinas de origen bovino.

En 2004, los dirigentes de NARA se reunieron en Dallas, Texas, para la planificación estratégica y dieron al programa internacional una directiva para recuperar todos los mercados de exportación a los niveles anteriores a la EEB en los cinco años siguientes. Este objetivo se alcanzó en cuatro años, aunque el mercado de exportación pasó de las harinas de origen rumiante a las harinas de ave y cerdo. El enfoque de NARA en el acceso al mercado para las harinas proteínicas procesadas tuvo tanto éxito que las exportaciones de estos productos aumentaron más del 200% entre 2010 y la actualidad.

La expansión del diésel basado en biomasa en los EE.UU., junto con una preferencia por las grasas recicladas en el Estándar de Combustibles de Bajo Carbono de California, han creado cambios significativos en el mercado. EE.UU. ya no exporta tanta grasa reciclada y aceite de cocina usado (UCO) – ahora es un importador neto de estas materias primas para atender todas las necesidades de la industria del diésel basada en biomasa. Ante este escenario, el programa internacional de NARA se centrará en promover las exportaciones de harinas. Se está retomando el objetivo tradicional de los programas para promover la exportación.

NARA recibió 3,4 millones de dólares en virtud de un nuevo programa del FAS denominado Programa Regional de Promoción Agrícola. En el marco del RAPP (sus siglas en inglés), la NARA se centra en diversificar los mercados de productos reciclados sin desatender los destinos tradicionales. De este recurso se ha considerado utilizar un millón de dólares sólo en África.

En junio pasado se finalizó el primer taller en Marruecos y existe un gran interés por establecer requisitos de importación para las harinas proteínicas recicladas.

Al explorar los mercados potenciales, se está apuntalando un nuevo mensaje que hace hincapié en las ventajas nutricionales tradicionales de las harinas proteicas de origen animal para la acuicultura, alimentos para mascotas y alimentos para uso pecuario. También se destacan los beneficios de los productos reciclados procesados en la reducción de la huella de carbono y al optimizar el valor ambiental por aumentar la disponibilidad de nutrientes.

México ocupa el tercer lugar a nivel mundial en importaciones de harinas de origen animal de EE.UU. después de China e Indonesia, con un volumen de 156,000 toneladas métricas importadas en 2023.

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